Por: Leanlly Pérez- Ana Luiza Oliveira Neves celebró su cumpleaños número 17, recibiendo un pastel entregado por un repartidor junto a una nota sin firmar que decía: “Para la chica más hermosa que he visto en mi vida, con la personalidad más increíble que conozco”.
La joven, emocionada, compartió en un audio con sus amigos su entusiasmo y gratitud por el regalo, sin sospechar que sería su última comunicación.
Al día siguiente, en la tarde, Ana Luiza empezó a sentirse mal tras comer el pastel y fue llevada de urgencia a un hospital privado, donde inicialmente se le diagnosticó intoxicación alimentaria. Fue estabilizada y dada de alta, pero su estado no mejoró.
La noche siguiente, empeoró y, al día siguiente, fue trasladada de urgencia a la clínica en estado crítico. Finalmente, sufrió un paro cardiorrespiratorio y falleció, a pesar de los esfuerzos médicos.
La investigación reveló un trágico secreto: una amiga de la víctima, también de 17 años, confesó que ella había puesto óxido de arsénico en el pastel.
La adolescente, que había dormido en la casa de Ana Luiza durante el fin de semana, actuó con frialdad y normalidad tras el crimen, incluso saludando y abrazando a la familia después de la muerte de la víctima, sin mostrar remordimiento o sospecha alguna.
La familia de Ana Luiza estaba conmocionada, ya que nunca imaginaron que alguien cercano, incluso que había estado en su casa, pudiera ser responsable de un acto tan brutal.
Tú que opina de este post