Que llegaran hasta el Congreso Nacional varios proyectos de ley cuyo fin ulterior sea intentar callar o amedrentar con una mordaza a los medios de comunicación no es un error, que sin querer se le escapó al Poder Ejecutivo, con ligeras falencias.
Era un secreto a voces, el intento que desde el poder máximo de la nación dominicana se intentaba silenciar al antiguamente denominado Cuarto Poder (los medios de comunicación), aquellos que sin lugar a dudas sacan a relucir, de cualquier forma, la verdad.
Tanto los proyectos de ley de Intimidad, Ciberseguridad y de Regulación de Publicidad Estatal son mecanismos legales que llegaron hasta el Congreso Nacional con las pretensiones de limitar el ejercicio periodístico ético que realizan muchos dominicanos en el país.
Y, aunque es entendible que con la masificación de las redes sociales y el acceso de los ciudadanos a estas, se han generado y aumentado las noticias falsas, además de las difamaciones e injurias.
Sin embargo, o es menos cierto que ya existen los mecanismos legales para procesar por ante la justicia a quienes cometan estos hechos.
Repensando
Tras los constantes llamados realizados por los directores de medios, y hasta por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) es que se ha repensado la mordaza.
En el caso de la Ley de Intimidad, se repensó y colocó en estado de análisis con una serie de expertos legales y comunicadores que ahora evaluarán las limitaciones a la libertad de expresión que la normativa impone.
Al igual que esta legislación, la Ley de Ciberseguridad también se excluyó del Congreso Nacional por el presidente Luis Abinader y se envió a comisión consultiva.
¿Cuántos más proyectos deben esperar los comunicadores que sean emitidos desde Presidencia para limitarlos?
Resulta inconcebible, y hasta dudoso del ejercicio democrático y gubernamental, así como de las prácticas que vayan a realizar en sus labores, que tras fuertes anuncios de posible reelección presidencial, se hayan emitido varias leyes con el mismo objetivo, cercenar la libertad de expresión.
No es momento de callar, los propulsores de ser la voz del pueblo no pueden permitir que los poderes del Estado limiten sus funciones. De lo contrario ¿qué sucederá con los que menos pueden?
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