Estados Unidos y China han logrado en los últimos dos días distender una situación de alta tensión al reducir en 115 puntos porcentuales los aranceles que se aplicaban mutuamente, un paso que pocos consideraban viable.
Esta medida ha contribuido a calmar los mercados y sectores industriales, y marca el inicio de un proceso para reparar una «relación atrofiada» por su diferendo comercial.
Tras dos días de negociaciones en Suiza, ambas potencias lograron un importante avance en su disputa comercial, acordando una significativa reducción de aranceles: del 145% al 30% para productos chinos, y del 125 % al 10% para los estadounidenses.
Pese al consenso de fijar los aranceles en un 10%, Estados Unidos mantendrá un recargo adicional del 20% sobre los productos chinos debido al conflicto relacionado con el fentanilo, un opioide sintético que ha generado una grave crisis sanitaria en el país y cuyos componentes químicos, en parte, provienen de China. Por tanto, el arancel efectivo sobre productos chinos se mantiene en un 30%.
El representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, señaló que existen vínculos entre proveedores chinos y redes de narcotráfico norteamericanas, particularmente cárteles mexicanos.
Asimismo, aseguró que Washington ha dejado claro que espera acciones concretas de China para frenar a los responsables del «envenenamiento de ciudadanos estadounidenses».
La inclusión del ministro de Seguridad Pública en la delegación china, una figura poco habitual en temas comerciales, evidenció la importancia que otorga el gobierno de Donald Trump al asunto del fentanilo.
No obstante, el mayor desafío de las negociaciones, según reveló el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, fue restablecer el canal de comunicación bilateral, deteriorado durante la administración anterior.
Al mismo tiempo, está previsto que las negociaciones entre China y Estados Unidos se reanuden próximamente, con el propósito de avanzar en la resolución práctica de sus diferencias comerciales, lo que implicará discusiones de carácter altamente técnico.
Fuentes estadounidenses citadas por la agencia EFE señalaron que aún no se ha establecido una fecha concreta para que las conversaciones continúen a nivel técnico.
El objetivo declarado por los altos funcionarios enviados por la administración Trump a Ginebra sigue siendo el mismo: reducir el déficit comercial de 1,2 billones de dólares, considerado por el Gobierno estadounidense como una “emergencia de seguridad nacional”.
Según Bessent, el resultado de estas negociaciones permite avanzar por un camino constructivo hacia el reequilibrio del comercio bilateral.
Se aclaró que los aranceles discutidos no han estado dirigidos exclusivamente a China, sino que también se han aplicado a otros socios comerciales de Estados Unidos en sectores como el acero, el aluminio y la industria automotriz.
Por su parte, Greer admitió que ambas delegaciones participaron en las conversaciones defendiendo sus intereses nacionales, pero destacó que también surgieron intereses comunes, y que ninguna de las partes se beneficiaría de un “desacoplamiento” comercial, entendido como una ruptura total que, con el tiempo, sería mucho más difícil de revertir.
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