El Vaticano instaló este viernes la chimenea en la Capilla Sixtina, desde donde se anunciará cuando los cardenales de la Iglesia católica hayan elegido al sucesor del papa Francisco.
Cuatro o cinco bomberos del Vaticano ascendieron al hastial del techo del imponente edificio para instalar el humero, un estrecho cilindro marrón colocado en la parte frontal.
Las labores se llevaron a cabo sin llamar la atención de los numerosos turistas presentes en la plaza de San Pedro, pero a partir del próximo miércoles, la mirada de millones de personas se centrará en esa chimenea.
Desde ese día, 133 cardenales se reunirán a puertas cerradas bajo los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo líder espiritual de 1,400 millones de católicos.
Los resultados de cada votación serán comunicados al mundo mediante la quema de las papeletas en una estufa especial.
El cónclave es una antigua asamblea que tiene sus orígenes en la Edad Media, una época en la que la elección de un líder religioso era considerada una idea innovadora.
Durante este proceso, las anotaciones realizadas por los cardenales también son quemadas en la estufa.
El fallecimiento del papa Francisco, a los 88 años, deja a la Iglesia en un estado conocido como sede vacante, una fase extraordinaria que culminará con la realización de un solemne y tradicional ritual destinado a elegir a su sucesor: el cónclave.
Proveniente del latín «cum clave» (que significa «bajo llave»), se refiere a una reunión secreta en la que los cardenales menores de 80 años se encierran en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor del Papa fallecido, y no podrán abandonar el encierro hasta cumplir con dicha tarea.
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