Por: Leanlly Pérez- Las tensiones entre el presidente Donald Trump y Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed), se intensificaron esta semana, cuando Trump amenazó públicamente con destituir a Powell.
Esta advertencia reaviva el debate sobre la independencia del banco central de Estados Unidos, una institución clave para la estabilidad económica del país.
Trump, desde el inicio de su mandato, ha insistido en que la Fed reduzca las tasas de interés para estimular el crecimiento, especialmente en medio de su agresiva guerra comercial basada en aranceles.
Powell, por su parte, ha mantenido la posición de que las decisiones del banco deben tomarse de forma autónoma, según las condiciones económicas y no bajo presión política.
En respuesta a las amenazas, reafirmó que la independencia de la Fed está protegida por la ley, y dejó claro que no abandonará su cargo, cuyo mandato se extiende hasta mayo de 2026.
La comunidad económica ha reaccionado con preocupación. Diane Swonk, economista jefe de KPMG, considera que el hecho de que Powell se haya visto obligado a hablar públicamente sobre su permanencia en el cargo demuestra que la amenaza de Trump es seria. A su vez, Stephanie Roth, de Wolfe Research, advirtió que ceder a las presiones políticas sería desastroso para la economía.
La estrategia arancelaria de Trump podría tener efectos contraproducentes en el corto plazo: desacelerar el crecimiento y aumentar los precios, dificultando que la Fed alcance su meta de inflación del 2 %, lo que obligaría a mantener las tasas altas por más tiempo.
En este contexto, la presión de Trump por bajar las tasas va en contra de los fundamentos económicos.
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