El gobierno de Estados Unidos anunció que aplicará aranceles del 20.91% a la mayoría de las importaciones de tomates provenientes de México, al considerar que sus precios resultan «injustos».
A través de un comunicado, el Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció que, en un plazo de 90 días, dará por terminado el Acuerdo de Suspensión de la Investigación Antidumping sobre Tomates Frescos de México, firmado en 2019.
Este convenio permite que los productores mexicanos comercialicen tomate, también conocido como jitomate en algunas regiones, en el mercado estadounidense sin tener que enfrentar aranceles antidumping.
Sin embargo, Washington anunció que a partir del 14 de julio impondrá un recargo del 20,91% sobre la mayoría de las importaciones de tomate provenientes de México.
«El acuerdo actual no ha logrado proteger a los productores de tomate estadounidenses de las importaciones mexicanas a precios injustos», aseguró el Departamento del Comercio.
En 2024, México se posicionó entre los diez principales países productores de esta fruta, aportando el 24.7% de la oferta mundial, de acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Social.
Según cifras del Banco Mundial, en 2023 México exportó 1.8 millones de toneladas de tomates al mercado estadounidense, generando ingresos por 2,800 millones de dólares, lo que ubicó al tomate entre los cinco productos agroalimentarios que más divisas aportaron al país.
Además de Estados Unidos, otros destinos relevantes para las exportaciones mexicanas de tomate incluyen Canadá, Japón, Guatemala, Honduras, Costa Rica, Emiratos Árabes Unidos, Venezuela, Belice y Brasil, según reportes del gobierno mexicano.
Desde que Donald Trump regresó a la presidencia en enero, México ha estado en la mira de las políticas arancelarias del mandatario republicano.
A principios de marzo, México y Canadá fueron los primeros países en enfrentar tarifas aduaneras del 25%, como parte de las medidas que buscan presionar a ambos gobiernos por, según Washington, no hacer lo suficiente para frenar el flujo de migrantes y fentanilo hacia Estados Unidos.
Aunque estas tarifas fueron en su mayoría suspendidas posteriormente, México sigue enfrentando un 25% de aranceles sobre exportaciones de acero y aluminio, así como recargos aplicados al sector automotriz.
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