El miedo y la incertidumbre se hacen evidentes entre los escasos transeúntes que se atreven a salir de sus hogares en los barrios de San Juan, Puerto Rico, el corazón de la diáspora dominicana y objetivo de las redadas dispuestas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
«La situación está que ahora mismo en Barrio Obrero no hay vida, yo vivo en los alrededores de Río Piedras y allá tampoco hay mucho movimiento, muchos negocios cerrados», dijo a agencia de prensa EFE un dominicano residente en Puerto Rico desde hace siete años.
Desde la semana pasada, un profundo silencio reina en las calles de Barrio Obrero, donde la música tradicional dominicana, como el merengue y la bachata, ha dejado de sonar en los bares, ahora cerrados al igual que muchos otros negocios debido al temor.
Asimismo, los asientos de los niños migrantes permanecen vacíos en las escuelas de Puerto Rico, y la ausencia de dominicanos es evidente en los centros de salud de la isla, un Estado Libre Asociado de Estados Unidos.
«Nosotros somos honrados y trabajadores», «están todos escondidos», son algunos de los comentarios que intercambian entre sí los pocos transeúntes en la plaza Antonio R. Barceló, en el centro de Barrio Obrero.
El temor persiste en la comunidad desde que hace diez días agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) realizaron la primera operación de detención de inmigrantes en Puerto Rico, arrestando a decenas de personas.
José Rodríguez, presidente del Comité Dominicano de Derechos Humanos de Puerto Rico, advierte que «esta persecución selectiva, xenofóbica y racista, basada en el discrimen» provocará «una crisis económica y humanitaria».
De acuerdo con el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, se estima que alrededor de 60,000 dominicanos viven en la isla, que cuenta con poco más de 3 millones de habitantes, lo que equivale al 60% de la población inmigrante.
La mayoría de los dominicanos cruza el canal de La Mona, que separa ambas islas, en frágiles embarcaciones conocidas como «yolas», poniendo en peligro sus vidas en busca de un mejor futuro en Puerto Rico.
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