El Gobierno de Estados Unidos, liderado por el presidente saliente Joe Biden, eliminó a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo como parte de sus últimos esfuerzos para contribuir a la creación de «un mejor entorno» para la nación caribeña.
Biden aseguró que el Gobierno cubano «no ha brindado ningún apoyo al terrorismo internacional» en los últimos seis meses y ha garantizado que no lo hará en el futuro, según un comunicado de la Casa Blanca.
En un memorándum dirigido a altos funcionarios estadounidenses, el presidente destacó que la política de Washington mantiene como prioridad la promoción de «mayor libertad y democracia» en Cuba, así como un «mayor respeto por los Derechos Humanos».
Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se rompieron en 1961, tras el triunfo de la Revolución Cubana encabezada por Fidel Castro en 1959, a lo que Washington respondió con un estricto bloqueo y la inclusión del país en la lista de patrocinadores del terrorismo en 1962.
Durante el mandato del expresidente demócrata Barack Obama, se lograron algunos avances en la normalización de relaciones. Sin embargo, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en 2017 trajo consigo un endurecimiento de las restricciones hacia la isla.
El Gobierno cubano sostiene que Estados Unidos tiene una «responsabilidad directa» en la complicada situación económica que enfrenta el país, caracterizada por la «depresión e insuficiencia de abastecimientos y servicios esenciales», según reconocen las propias autoridades locales.
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