Por: Leanlly Pérez-El 1 de enero de 2025, Ucrania detuvo el suministro de gas ruso a Europa a través de su red de gasoductos, lo que marcó un cambio importante en las relaciones energéticas entre Rusia, Ucrania y Europa.
Este corte se produjo después de la expiración de un acuerdo de tránsito que había sido firmado mucho antes del inicio de la invasión rusa a Ucrania en 2022.
Durante la invasión, a pesar de los ataques rusos, el gas continuó fluyendo hacia Europa a través de Ucrania bajo un acuerdo que, desde el final del año pasado, ya no fue renovado.
El ministro de Energía de Ucrania, Herman Halushchenko, afirmó que la decisión de detener el tránsito de gas se tomó por razones de seguridad nacional.
El funcionario destacó que este evento es histórico, ya que representa una pérdida significativa para Rusia, que hasta ahora había logrado un acceso fácil a los mercados europeos, y subrayó que la Unión Europea ya ha comenzado a reducir su dependencia del gas ruso. Halushchenko también indicó que, al alinearse con esta política de reducción de suministros rusos, Ucrania está contribuyendo a la presión sobre Moscú.
Este corte afecta principalmente a países como Moldavia, que depende de los suministros de gas a través de Ucrania y que se enfrenta a un invierno difícil debido a la escasez energética.
La medida también impacta a otros países europeos que solían recibir gas ruso, como Austria y Eslovaquia, que desde hace algún tiempo han estado buscando diversificar sus fuentes de energía. Por ejemplo, Eslovaquia ha firmado acuerdos para importar gas natural de Azerbaiyán y gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos a través de Polonia.
A pesar de los esfuerzos europeos por diversificar sus fuentes de energía, algunos países como Hungría, Turquía y Serbia, que no forman parte de la Unión Europea, seguirán recibiendo gas ruso a través de un gasoducto distinto, TurkStream, que conecta a Rusia con estos países a través del mar Negro.
La reducción de los suministros de gas de Rusia a Europa ha acelerado la integración de las redes energéticas de Ucrania con sus vecinos occidentales, lo que incluye un envío reciente de gas natural licuado (GNL) desde Estados Unidos a través de una nueva infraestructura energética que conecta seis países, desde Grecia hasta Ucrania.
La crisis energética provocada por la guerra ha afectado a Europa de manera considerable, con Alemania gastando miles de millones de euros para establecer terminales flotantes para la importación de gas natural licuado por barco, en lugar de depender de los gasoductos.
A su vez, los precios del gas han aumentado significativamente, lo que ha obligado a los usuarios europeos a reducir su consumo. El corte de suministro ruso fue percibido por la UE como un intento de chantaje energético por parte de Moscú, lo que aumentó la presión sobre los gobiernos europeos para buscar alternativas y reducir la dependencia de Rusia en el sector energético.
En paralelo, los ataques aéreos rusos sobre Ucrania han continuado con intensidad. El mismo día que Ucrania cortaba el gas, Rusia lanzó un ataque con drones sobre Kiev, que resultó en la muerte de dos personas bajo los escombros de un edificio, y al menos seis personas fueron heridas en la capital ucraniana. Además, los bombardeos rusos también causaron víctimas en la ciudad de Jersón, en el sur de Ucrania.
Estos ataques continúan exacerbando la crisis humanitaria en la región, mientras Ucrania, junto con sus aliados, sigue luchando no solo por su supervivencia territorial, sino también por la recuperación económica y energética a largo plazo.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, había expresado previamente su deseo de no permitir que Rusia continuara utilizando el tránsito de gas como una vía para obtener ingresos mientras su ejército atacaba a Ucrania, y la medida de cortar el suministro de gas a través de la red ucraniana refuerza este compromiso.
Con la pérdida de este importante mercado para Rusia, se espera que Moscú enfrente pérdidas financieras considerables, y se sigue acelerando el proceso de eliminación del gas ruso de Europa, con un objetivo claro de alcanzar la autosuficiencia energética para 2027.
El panorama energético en Europa está cambiando rápidamente, y aunque la dependencia de los recursos energéticos rusos ha disminuido, la guerra en Ucrania sigue afectando a las poblaciones más vulnerables, especialmente en regiones como Moldavia y Transnistria, que enfrentan cortes de energía, lo que añade una capa de complejidad a la ya tensa situación geopolítica en la región.
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