Por: Leanlly Pérez- Mauricio Claver-Carone, quien fue presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y un aliado cercano de Donald Trump, ha sido nominado para ocupar el cargo de encargado del Departamento de Estado para América Latina en el próximo gobierno del expresidente.
Claver-Carone, de origen cubano, ha sido una figura clave en las políticas de Trump hacia la región y se espera que en su nuevo rol continúe defendiendo los intereses de Estados Unidos en América Latina.
Durante un panel realizado el año pasado, Claver-Carone destacó que países como República Dominicana, Costa Rica, Panamá, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Colombia y Chile son lo que él considera «oasis» económicos en la región, países con economías de alto rendimiento que podrían servir como modelos a seguir para el resto de América Latina.
En ese mismo evento, el nominado de Trump expresó que la región carece de «oasis» y defendió que en lugar de centrarse en la integración económica regional, cada nación debe concentrarse en mejorar sus condiciones internas para atraer inversión extranjera.
Claver-Carone subrayó que los acuerdos intraregionales existentes son costosos para América Latina, citando una cifra de 20 mil millones de dólares en gastos por dichos acuerdos, y propuso que los países deben enfocarse en simplificar sus procesos internos para que los inversionistas puedan encontrar en ellos un terreno fértil para sus negocios.
En su opinión, un enfoque en mejorar la inversión individual, en lugar de la integración regional, sería más beneficioso para la región, ya que crear «oasis» económicos sería preferible a intentar una integración económica que, según él, ha sido un «unicornio político».
Además de su mención de los «oasis», Claver-Carone también elogió la Alianza para el Desarrollo en Democracia (ADD), una iniciativa promovida por el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, en colaboración con Costa Rica, Panamá y Ecuador.
Este esfuerzo busca promover un entorno económico estable y favorable para la inversión extranjera y ha sido visto como un modelo a seguir por Claver-Carone, quien destacó la importancia de estos países en la atracción de inversiones de Estados Unidos.
En cuanto a su visión sobre las relaciones de Estados Unidos con los gobiernos latinoamericanos, Claver-Carone abogó por una política de «amigos» y «garrote». Según él, los gobiernos que están dispuestos a colaborar con Washington deben ser considerados aliados y tratados como tales, mientras que aquellos que se oponen a los intereses de Estados Unidos, como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua, deben ser objeto de sanciones severas.
Claver-Carone también criticó las sanciones actuales contra algunos gobiernos, como los de Nayib Bukele en El Salvador y Luis Abinader en la República Dominicana, señalando que la política de sanciones indiscriminadas ha causado confusión en la región y que debería existir una definición más clara de quiénes son los «malos» en la región.
Claver-Carone, quien asumió la presidencia del BID en 2020 y fue destituido dos años después debido a una investigación ética, ha sido un defensor acérrimo de las políticas de Trump hacia América Latina, y se espera que su influencia en el Departamento de Estado continúe promoviendo una postura firme en defensa de los intereses de Estados Unidos en la región.
En su nuevo cargo, probablemente implementará políticas que favorezcan a los países con economías fuertes y que estén dispuestos a alinearse con Washington, mientras que buscará aislar a los gobiernos autoritarios que considera una amenaza para la estabilidad política y económica de la región.
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