Por: Leanlly Pérez- El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha reavivado las tensiones con Panamá, esta vez al amenazar con retomar el control del Canal de Panamá. En declaraciones recientes, Trump acusó a Panamá de cobrar tarifas «injustas» a los barcos estadounidenses que transitan por el canal, un paso marítimo clave para el comercio global.
Además, expresó su preocupación por la creciente influencia de China en la administración del canal, algo que considera una amenaza para los intereses de EE. UU. Trump subrayó que, de no garantizarse una «operación segura y eficiente», EE. UU. podría exigir que Panamá devuelva el control del canal, recordando que el traspaso de la soberanía en 1999 fue acordado bajo el gobierno de Jimmy Carter.
Este no es el primer conflicto de Trump con Panamá. En 2018, su conglomerado estuvo involucrado en una disputa legal relacionada con el Trump Ocean Club International Hotel & Tower en Ciudad de Panamá. En ese entonces, el empresario chipriota Orestes Fintiklis, que había adquirido una parte significativa del hotel, luchó por despojar a la Organización Trump de la gestión del inmueble. La disputa surgió cuando Fintiklis acusó a los Trump de mala gestión, lo que afectó los ingresos del hotel. Después de una serie de altercados y procesos judiciales, la marca Trump fue retirada del hotel en marzo de 2018, y el edificio pasó a llamarse The Bahia Grand Panama. Este conflicto marcó uno de los episodios más mediáticos y polémicos de la marca Trump en el sector hotelero internacional.
La reciente amenaza de Trump sobre el control del canal ha generado una respuesta contundente del presidente panameño, José Raúl Mulino, quien aseguró que «el canal es panameño y lo seguirá siendo». Esta declaración refuerza el sentimiento de soberanía nacional en Panamá, un país que ha mantenido el control total del canal desde su traspaso en 1999. La controversia sobre el canal refleja no solo la relación entre Panamá y EE. UU., sino también la preocupación por la creciente influencia de China en la región, que ha estado invirtiendo en proyectos de infraestructura en varios países latinoamericanos, incluyendo Panamá.
La amenaza de Trump sobre el canal tiene implicaciones más amplias para las relaciones diplomáticas entre EE. UU. y Panamá, así como para toda América Latina.
Trump ha adoptado una postura más confrontativa hacia los países latinoamericanos, con amenazas de aumentar aranceles a México y Canadá y políticas restrictivas de inmigración hacia los países de la región. La influencia de China en América Latina también ha sido un tema recurrente en las críticas de Trump, que ha tratado de frenar el avance de Beijing en la región.
El canal de Panamá sigue siendo un punto estratégico para el comercio global, y su control es considerado un tema de vital importancia para Estados Unidos.
Sin embargo, el gobierno panameño ha dejado claro que defenderá su soberanía sobre el canal. La disputa sobre el control de este paso interoceánico es un nuevo capítulo en la relación entre ambos países, que ya estuvo marcada por el conflicto relacionado con el Trump Ocean Club.
El futuro de la relación entre Trump y Panamá dependerá en gran medida de las políticas que implemente el próximo gobierno estadounidense. Si bien la amenaza sobre el canal ha tensado la situación, el gobierno panameño probablemente continuará defendiendo su soberanía.
Además, la creciente influencia de China en la región puede seguir siendo un tema de fricción, especialmente si Trump decide tomar medidas más agresivas contra los países que estrechan lazos con Beijing. La situación es incierta, pero es claro que las relaciones diplomáticas entre EE. UU. y Panamá podrían ser afectadas por las decisiones de la administración Trump.
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