Un tribunal en Estambul, Turquía, dictaminó este lunes una condena de 20 años de prisión para el líder de una fundación islamista que «casó» en 2004 a su hija, que tenía solo seis años, con su maestro coránico, quien también fue sentenciado a 30 años de prisión por abuso infantil.
Según informa la agencia turca Anadolu, el tribunal determinó que el “esposo”, Kadir Istekli, de 47 años en la actualidad, cometió abuso sexual continuado, con la complicidad del padre, Yusuf Ziya Gümüsel. Además, la madre, Fatima Gümüsel, fue condenada por su «colaboración activa».
Gümüsel es el fundador de la organización religiosa Hiranur, que posee un extenso complejo con salones para la enseñanza del Corán y un comedor comunitario, afiliada a la cofradía de Ismailaga, una comunidad de tendencia fundamentalista, cuyo barrio en el casco histórico de Estambul se distingue por la vestimenta rigurosamente recatada de las mujeres y los hombres que llevan turbante blanco o gorro negro, barba y pantalones bombachos.
La situación fue revelada en diciembre del año pasado, cuando el periódico BirGün informó que Gümüsel había entregado a su hija, quien tenía apenas seis años en ese momento, a un profesor de 29 años. Desde entonces, este profesor abusó sexualmente de ella, considerándola como su «esposa».
Cuando la niña alcanzó los 14 años, la familia celebró una ceremonia de matrimonio siguiendo las costumbres islámicas, lo cual es ilegal en Turquía, ya que cualquier relación previa a los 18 años se considera una violación de la ley, y desde ese momento, la pareja comenzó a vivir juntos.
Unos meses después de la «boda», el abuso fue descubierto durante una visita médica. Sin embargo, durante el juicio, la familia logró simular que la adolescente tenía 17 años y que se había casado por su propia voluntad.
La Fiscalía decidió no continuar con la investigación, lo que según la prensa se atribuye a la influencia de la cofradía en los círculos de poder.
Feministas se congregaron frente al Palacio de Justicia de Estambul durante el juicio, el cual fue reabierto en enero tras las revelaciones de BirGün. En lugar de verlo como un caso aislado de abuso infantil, las feministas denunciaron un sistema poderoso de orientación ultraislamista con fuertes conexiones con el poder y una relativa impunidad.
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